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A René lo abandonaron en el taller familiar cuando tenía diez años. Desde ese momento: ¿Cuánto tiempo pasó?
Eso no lo puede saber.
Ahora está manchado de sangre y no entiende por qué. Intenta controlar sus pensamientos, pero las palabras aúllan, golpean y perforan, como un clavo a la madera o los dientes a la carne. Sangre. Aserrín. Ladridos. Sus pensamientos se desatan sin vuelta atrás.
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